sábado, 19 de enero de 2013

Vida

Dos minutos para la medianoche. Era una hora mítica, la verdad. Qué recuerdos de juventud.

Un minuto para la medianoche. La garita del peaje era oscura pero al menos estaba caliente. Pocos coches pasaban y cuando lo hacían enseguida cerraba el ventanuco. No llovía pero seguía nublado.

Medio minuto. Un camionero borracho haciéndose el simpático. Él no iba a denunciarlo.

23:59:59 . Y un día más.

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