sábado, 10 de mayo de 2014

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No sé si la noche es la hermana mayor que nunca tuve o el peor de mis amigos: hace que me sienta solo cuando hago aquello que sé que debo hacer y me mordisquea el cuello cuando hago lo que mi cerebro grita que no haga mientras mis cojones han tomado el control.

En cuatro horas hará medio año que murió una de las personas más maravillosas que he conocido en mi vida. Probablemente, sea la primera cuyo rostro aprendí a reconocer. Aprendí mucho de mi padre, soy quien soy en gran parte por él. No es un convencionalismo. Helio, el Sol. Él me enseñó a amar, a respetar,a aceptar al prójimo, a perdonar. Virtud, rectitud.

Fui/soy un Atlas que no puede ver porque las lágrimas se lo impiden. Un titán que no sufre por el peso del mundo; un titán que quiere caminar por un bosque de noche y salir a un claro a mirar las estrellas y dejar que el niño que siempre ha sido se pregunte las preguntas que sabe que no tienen respuesta.

Quiero verte en las estrellas, no en el sol.