miércoles, 23 de enero de 2013

Misión imposible

A pesar de todo había conseguido llegar hasta la puerta de entrada. De haber sabido que lo intentaría, nadie habría apostado nada por él.

Parecía fácil colarse dentro: en la puerta, un guarda dormitando que hacía una eternidad que había dejado atrás la juventud y que, seguramente, seguía ahí por pena. Y ni un alma más a la vista. En otras circunstancias podría haber intentado sobornarle o coaccionarle para que le dejara entrar sin más pero se encontraba en una situación bastante precaria y no tenía con qué negociar. Estaba con lo puesto y con su ingenio.

Al final se decidió por el camino más directo. El anciano roncaba en esos momentos y se había dejado la puerta abierta, era tan estrambótica la situación que tenía que salir bien. Funcionó.

El segundo político de casta que se le colaba a San Pedro en menos de un mes.

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