miércoles, 1 de mayo de 2013

@_@

Se quedó mirando a los ojos de la esfinge.

Venganza

Era quien recogía los mejores frutos de los árboles del Olimpo para llevarlos a la mesa de los dioses. Día tras día. Toda su existencia debida a un acto tan banal, tan prescindible. Inmortal, no había nacido sino que había sido creado con esa función de atender los fruteros que salpicaban la morada de los dioses. ¿Y para qué le habían dotado de inteligencia, de consciencia de sí mismo?

Algún día se vengaría. Y por el momento sólo cogió unas ciruelas y se las pasó por la raja de su culo sudado antes de depositarlas en el cuenco.