jueves, 26 de junio de 2014

Demasiado humano

No existían demasiados motivos para ser optimista: era ya sábado por la tarde, se le acababa el plazo, y no tenía ni puta idea de cómo seguir. Como siempre, había empezado la semana haciendo el perro, maquetando, adornando, cambiando detalles por aquí y por allá. Pero nada de contenido decente; eso ya lo haría "mañana". Así toda la semana, perdiendo el tiempo. Ya el viernes terminó un poco más tarde, se esmeró mucho más, trazando con más claridad las directrices de su creación perfecta. seguramente terminaría el sábado a última hora y el domingo podría dedicarse a otras cosas. Vamos, como Dios.

El sábado se levantó tarde. Muy tarde. Se puso histérico tratando de avanzar a toda prisa, sin tomar las precauciones que debía. Así llegó la noche del sábado y supo que no le iba a dar tiempo a terminar. A terminar bien. Aún así necesitaba hacerlo lo mejor posible y a lo mejor era suficiente.

Pero no. Llegó la media noche y aún estaba pringado de barro, construyendo al hombre. Se apagaron las luces del taller, no se acordaba de que los shabat cerraban a cal y canto. En fin, había fracasado con el Génesis; se había quedado a medias, haciendo al hombre. Su obra maestra nunca llegaría al mundo.

No hay comentarios :

Publicar un comentario