jueves, 21 de febrero de 2013

Sí y no

Salió de la panadería mirando ensimismada las monedas que habían depositado en su mano. No entendía nada pero le encantaba seguir a su madre a todas partes e imitarla en la medida de sus posibilidades: cuando tenía dinero en la mano su madre parecía feliz, silbaba e iba sonriente de un lado a otro para comprar todo tipo de cosas.

No le gustaba esperar sentada en el salón cuando venían hombres a ver a su madre. Entraban en la habitación, se peleaban o algo y luego su madre lloraba y le acariciaba la cabeza.

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