Salió de la panadería mirando ensimismada las monedas que habían depositado en su mano. No entendía nada pero le encantaba seguir a su madre a todas partes e imitarla en la medida de sus posibilidades: cuando tenía dinero en la mano su madre parecía feliz, silbaba e iba sonriente de un lado a otro para comprar todo tipo de cosas.
No le gustaba esperar sentada en el salón cuando venían hombres a ver a su madre. Entraban en la habitación, se peleaban o algo y luego su madre lloraba y le acariciaba la cabeza.
No hay comentarios :
Publicar un comentario