Le gustaba lavar las verduras debajo del grifo. Primero dejaba correr el agua unos segundos mientras hacía como que limpiaba las paredes del fregadero con la mano. Luego ponía el tapón y esperaba a que se llenase tres o cuatro dedos antes de ir lavando una por una las verduras que iba a cocinar. Primero les daba un agua y las dejaba flotando. Cuando acababa, quitaba el tapón y las sacaba una por una dándoles un último chorrazo de agua antes de dejarlas en el escurridor.
Eso era todo lo que pasaba por su mente a lo largo del día. Sólo eso. La enfermedad era devastadora.
No hay comentarios :
Publicar un comentario