viernes, 8 de febrero de 2013

Prisa

Se quedó mirando al autobús, jadeando con las manos apoyadas en los muslos. Poco a poco se iba hundiendo en la noche.

Ya no lo veía pero no podía dejar de correr: en unos minutos llegarían los perros para recapturar a los presidiarios escapados del autobús accidentado.

No hay comentarios :

Publicar un comentario