jueves, 21 de febrero de 2013

En el limbo

El anciano no se había enterado de la guerra en su refugio de las montañas. No se había enterado de quién había ganado, de quién había invadido el país, de quién era su rey. El anciano tampoco era un hombre sabio, un ermitaño alejado de los vaivenes del ser humano. No era pastor ni conocía cada palmo de las montañas.

Nadie hablaba con él, nadie lo había visto en muchísimo tiempo. Pero su cuerpo momificado fue el mayor hallazgo arqueológico en muchos años.

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