Llevaba ya dadas un par de vueltas dadas a la manzana y el frío de la noche se le metía en los huesos hasta hacerle tiritar. Vale que había salido para enfriar un poco sus ánimos pero mantener las formas y no arrepentirse de sus actos le estaba costando un cojón. Arriba, una luna llena jugaba al escondite entre las nubes sin mucho éxito y en casi todas las casas asomaba por las ventanas el parpadeo de la tele.
Y el imbécil de su novio viendo el partido mientras él había tenido un día muy jodido y necesitaba un poco de cariño, de hablar, de vida en común. No un "¡¡¡TCHHHH!!!" sin siquiera vocales. Nada, el brazo estirado enchufando el mando a la tele para subir el volumen, como si así se viera mejor el partido.
A la mierda. Dio una vuelta más a la manzana, le pegó un mordisco, cerro la ventana y se metió en la cama a leer.
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