lunes, 25 de marzo de 2013

Infelicidad

La vida que me han vendido está llena de banalidades imprescindibles. Cada mes, cada semana, cada día cambian los carteles y luminosos para ofrecerme la solución -esta sí, definitiva- a mi infelicidad. Aquello que no compro me hace infeliz por no tenerlo; cuando lo compro la infelicidad viene de haberme gastado el escaso dinero honrado que gano y que guardo para cosas importantes. Da igual, la infelicidad es crónica, continua y los pequeños parches que compro a crédito se caen como se caían las tiritas de colores sobre mi piel sudada de niño pequeño.

He optado por ser asesino a sueldo: me pagan por mi infelicidad.

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